La Familia Flamini es inmensa.
Sus primos, tios, hermanos, abuelos, padres están repartidos en las potentosas tierras suramericanas y crece cuando nuevos artistas, colaboradores, amigos, mascotas y novias comparten un momento de la aventura.
Cuando esta cuantiosa compañía de artistas itinerantes llega a algún pueblo y hace uso de un espacio público para entregar su alegría mediante el clown, el circo y la música, comienza el intercambio, se abren las puertas a lo impredecible.
Lo inesperado llega y de repente estás dentro de una cárcel, pero no privados de la libertad, sino por el contrario, regalando una brisa de colores, sabores y melodías a quienes se les ha resumido el mundo a un cuarto adornado con rejas que reciben la luz de una familia, una vez por mes.
Te conviertes en una ráfaga de luz que llega a un hogar, a una escuela, a un amigo. Y la risa es la máquina de la liberacion como lo es nuestro único y ecológico transporte: la bicicleta.
